Desmitificando el Cloud

Parafraseando aquella película del año 1995 en la que Keanu Reeves y nuestra Aitana Sánchez-Gijón se paseaban por un viñedo a lo Falcon Crest, hoy nos daremos «Un paseo por las nubes» para intentar arrojar un poco de luz sobre esta nueva moda que en estos días está en auge, el Cloud.

En primer lugar intentaré responder: ¿qué es el Cloud? Como siempre, podemos recurrir a la wikipedia para satisfacer nuestra curiosidad y después de cinco minutos de lectura darnos cuenta de que ese texto parece el resumen de una tesis doctoral. Yo intentaré ser más breve.

Bajo mi punto de vista, el Cloud es Internet, pero no en toda su amplitud, sino aquella parte de Internet centrada en los servicios. Por tanto, podemos afirmar que el Cloud existe desde que existe la propia Internet. El correo electrónico es tan viejo como la Red de Redes, y es quizá el ejemplo más claro de servicio Cloud. Para entender esto mejor, hagamos un poco de historia. Al principio, sólo eran unas pocas universidades americanas, algunas empresas y ciertos departamentos gubernamentales los que disponían de la tecnología de Internet. Cada uno de ellos montaba su propia sala de servidores que con el software adecuado, desarrollado a medida, permitía el intercambio del correo electrónico entre los usuarios de esas empresas y organismos. Esto aún no se considera Cloud. Internet se fue extendiendo y hubo alguna de estas empresas que pensó en abrir este servicio al público, incluso surgieron otras empresas que vieron negocio en esto y montaron su propia infraestructura para prestar esos servicios a terceros. De esta manera, ya habría usuarios y entidades que utilizarían el correo electrónico sin ser dueños ni tener el control total sobre los medios materiales y lógicos para su despliegue. Esto sí que es Cloud.

Por tanto, ya sabemos que Cloud es cualquier servicio prestado a través de Internet, y que los elementos que lo componen son los ordenadores, programas y redes, que hacen posible su despliegue a través de la Red.

Arriba decía que Cloud es tan viejo como Internet, y sin embargo suena actual, moderno. Esto es debido a que el término se empezó a utilizar de forma extendida en la última década, desde que Google, Amazon y algún otro gigante comenzaron a usarlo como reclamo para sus servicios de almacenamiento. He aquí otro ejemplo de servicio Cloud, el almacenamiento en la nube. No obstante,  algunos investigadores sitúan el origen en la década de los 60, y otros en los 90. Lo cierto, es que sólo en los últimos años se ha dado a conocer entre el público en general.

Hoy día, casi todo el que dispone de un smartphone está usando el Cloud para almacenar sus fotografías, vídeos, emails, contactos, agenda, copias de seguridad y documentación varia. Muchos de ellos, incluso puede que usted también, lo hagan de manera inconsciente. Los servicios de Google para Android, el iCloud de Apple o Microsoft OneDrive son los ejemplos más conocidos de estos servicios.

La mayoría de fabricantes de discos duros externos, aquellos que compramos para almacenar nuestras fotos y películas caseras, han dotado a estos dispositivos de la capacidad de acceder a sus contenidos desde fuera de casa, a través de Internet. Con el eslogan «monta tu propio cloud personal«, intentan vender algo que se parece al Cloud pero que dista mucho de serlo. La razón es simple, para que un Cloud sea un verdadero Cloud, debe ser altamente seguro y escalable, desplegable bajo demanda, se suele contratar interviniendo sólo el cliente, y él mismo decide cuando cesa en su uso.

Desde hace ya años, la mayoría de empresas con cierto volumen de negocio y empleados disponen en sus instalaciones de un software ERP (facturación, almacén, contabilidad) ó CRM (relaciones con clientes, marketing) instalado en uno o varios ordenadores, incluso con algún servidor de por medio. En muchos casos, los responsables de estas empresas han puesto a disposición de sus empleados conexiones remotas para poder acceder a los recursos del negocio desde fuera de las oficinas centrales (por ejemplo en el caso de múltiples sedes, supermercados, multinacionales, etc.). Esto no se puede considerar como Cloud, aunque la infraestructura necesaria para su funcionamiento sea la misma. Sin embargo, una empresa que alquila los servidores en un CPD (centro de proceso de datos ó datacenter) e instala en ellos el ERP y todos sus empleados trabajan con él a través de Internet, sí que está haciendo uso del Cloud. Y a mayor abundancia, aquella empresa que no se preocupa ni de servidores ni de la instalación del ERP, y que directamente contrata con el proveedor de servicios los accesos necesarios al ERP que ya tiene montado, y que va dando de alta/baja usuarios según sus necesidades, podemos decir que es 100% Cloud.

Llegados a este punto, ¿usted se fiaría de poner toda la información de su negocio en Internet? ¿toda su vida en manos de alguien que ni siquiera conoce, con quien nunca ha hablado ni mirado a la cara? ¿y si no puedo acceder a la información? ¿podría un hacker acceder a mis datos? ¿podría hacerlo Hacienda? ¿Y si pierdo toda la información?

Francamente yo no puedo responder por usted a estas preguntas, pero sí puedo hacerle estas otras: ¿se fía usted de su banco? ¿y si quiebra el banco? ¿verdad que conoce algún caso de banco quebrado en los últimos años? ¿a que conoce casos en los Hacienda o la UDEF ha entrado en el domicilio de personas y/o empresas y se lo han llevado todo? ¿no sabe de algún conocido que ha perdido toda su información porque ha sufrido un incendio, un robo, una avería o un ataque de un virus y en ningún caso disponía de copias de seguridad, o éstas también se han perdido?

Todas ellas son cuestiones para reflexionar y también para dejarse asesorar por un experto, pero le aseguro que probablemente a largo plazo, sus datos corren menos peligro en la nube que en su casa.

Además de la seguridad y escalabilidad, el Cloud le da la posibilidad de acceder a recursos desde cualquier parte del mundo, y todo ello a un precio asequible, que posiblemente sería prohibitivo si tuviera que montárselo usted mismo.

Desde mi experiencia personal, tanto como usuario de servicios Cloud, como proveedor de diversos servicios desde 2009, puedo asegurar que hay soluciones para todas las necesidades, tamaños y bolsillos. A veces es complicado tomar conciencia de si el Cloud me puede convenir o no. Realmente es una pregunta que difícilmente se puede responder sin hacer un estudio previo. Lanzarse a la nube sin medir las consecuencias puede provocar frustración a corto plazo. Los beneficios siempre hay que medirlos en la larga distancia. Déjese asesorar por un consultor experto.

A título informativo, existe una campaña en Redes.es para animar a las empresas a adoptar esta tecnología, con subvenciones que pueden llegar hasta el 80% con un máximo de 15.000 euros. Utilice los canales de información que se han puesto a disposición de los interesados, pero sobre todo, contraste opiniones de varios especialistas. Ahora todo el mundo quiere vender Cloud, y ni todo es Cloud como ya hemos visto, ni todo lo que le ofrezcan puede serle de utilidad. Además, no le van a subvencionar de por vida. Piénselo bien.

Espero que con nuestro «Paseo por por las nubes» le haya perdido el miedo a esta nueva corriente, a esta nueva moda, el Cloud.

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